martes, 18 de septiembre de 2012

Constructores



Debió ser durante el verano del 93 o del 94 del siglo pasado, cuando, en una de nuestras reuniones y conversaciones entorno al windsurf, a alguien se le ocurrió una idea "porque no construimos nuestra propia tabla?..." debatimos durante algún tiempo de donde podríamos sacar el material, la resina, la fibra..... nos dedicamos a darnos paseos por las náuticas de la zona en busca de consejos y de material.

La ubicación del taller estaba clara, el garaje de casa de mi abuela, ya que no se utilizaba como tal y podríamos colocar todos nuestros trastos sin necesidad de dejarlo todo ordenado luego. El caso es que, mientras hacíamos hueco y entre colchones, muebles y demás trastos dimos con lo que sería el alma de nuestra futura tabla, la Ten cate, Runner, de mi padre, con la que nos iniciamos en este deporte. Hubo discrepancias entre los miembros del equipo, mi hermano Borja, Ángel Villar y yo, pero al final, decidimos que mejor forma de terminar sus días para aquel viejo clásico, que volver al mar.....que ilusos.....

El caso es que, una vez reunido el material nos pusimos manos a la obra, sacamos el cuerpo de la antigua ten cate, lijamos, le dimos forma y cuando la tuvimos preparada, empezamos a darle las capas de fibra con su resina, pero una mala elección del grosor de la fibra nos hizo aumentar en peso de la misma mucho más de lo deseado, luego llegó su pintado y sus pegatinas, con el permiso de los del lago George claro.

Lo cierto es que probamos dicho invento, un día de levante, de final de verano, cuando empieza a cambiar en tiempo y podemos empezar a respirar por estas tierras y el caso es que navegó, y no solo eso, sino que además llegó a planear, en manos del piloto de pruebas, que no era otro que mi hermano Borja, para tan señalado día, invitamos a nuestros amigos, e hicimos una botadura como la misma se merecía, invitamos a la prensa, que por supuesto no vino, y nos llevamos una cámara de video, seguro que anda por casa la dichosa cinta, pero es imposible dar con ella, o quizás quedara regrabada con algún otro día de navegación, eso ya no lo sabremos.
Que tiempos y que recuerdos.

3 comentarios:

jaibo dijo...

Pedrito, que alegría saber de ti. No sabia que fueras de tierras gallegas.Santiago es un buen centro de operaciones, a mitad de camino de todo. Dame un toque si quieres y analizamos los partes a ver que se puede hacer, que seguro que es mucho

abrazos

io dijo...

Bravo!!!! Qué historia tan bonita!!!

Peri dijo...

Gracias, Pepito, Jaime, te pego un toque y comentamos. Un abrazo para los dos.